Llegar a la aceptación, no es simplemente cumplir con una meta marcada, es mucho más que eso, a partir de ahí comienza la reconstrucción de una nueva y mejor versión de uno mismo. No se trata de  superar, no se supera lo que se ama, se aprende a percibirlo desde lo más profundo. No es resignación, porque obviamente no estoy de acuerdo con lo que ocurrió, sino que  asumo una postura ante lo que pasó.  Es adoptar una posición de agradecimiento por  todo lo vivido con ese  ser especial, que dejó huellas en nuestra alma. Levantar la mirada para ver a los que nos aman y están  a nuestro alrededor y lo más importante recuperar esa tan anhelada paz interior.

 

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