El aniversario luctuoso: El amor es esa energía que nos permite seguir sin la presencia física de nuestro ser querido

Este mes de septiembre, específicamente el 14, es el aniversario luctuoso de Dari, tres años de no poder disfrutar con los sentidos de su presencia. Les confieso que es un mes sensible para toda la familia, más con el tiempo y todo el trabajo realizado en el duelo se torna cada vez menos difícil, ya es recordada con inmenso amor, contando incluso con sonrisas alguna que otra anécdota de su corta vida.

El primer año es tremendo, no solo por el dolor que nos incapacitó mental, emocional y físicamente, a eso habría que sumarle las cataratas de emociones que vivíamos momento a momento. Fue como un bombardeo que lo destruyó todo. Tengo muy vagos recuerdos de esa época.

En ese septiembre del 2019, fue que decidí hacerme los tatuajes en su nombre. Estaba tan sumida en la desesperación que nadie la olvide, pues como me veían mal, muchas personas evitaban mencionarla o hablar de ella. Para mí era una ofensa total, por ello, tomé la determinación de tatuarme, como símbolo de que ella seguiría visible en mí, en mi piel. Así se tornaría inevitable nombrarla. Un acto de rebeldía lleno de amor.

Con el inicio del segundo año, se hizo un poco más flexible el camino, ya que el dolor era tolerable y a las emociones ya las podía identificar. Al hacerlo podía ejercer cierto control sobre ellas, por lo lo menos tener conciencia de lo que me pasaba, y si era necesario parar y descansar. Les recuerdo que en el duelo la mente juega con nosotros, por eso es fundamental cuidar de nosotros, revisando lo que pensamos, lo que nos decimos, y cómo lo decimos. Trataba de ser consciente de que tenía una herida aún abierta, delicada y que la misma debía ser limpiada y curada las veces que fuera necesario.

En estos días, elaborando las piezas que se van a sumar al mural que tenemos en memoria de Dari, me percaté de como cambiaron, no solo las técnicas que apliqué, ni los bocetos, sino en los colores. Hoy día mis diseños están inundados de tonalidades brillantes y vivas. Si bien, nuestro árbol posee varios matices, eran muy neutros, al igual que una mariposa y un colibrí que hice para el día del aniversario de su nacimiento. En cambio, el siguiente que hice, recordando los dos años de su partida, eran flores y mariposas que parecían estallar de vitalidad.

Ese mural me recordó lo difícil que fue adaptarme a mi nueva realidad ya sin la presencia física de Dari, pero también me mostró, cómo cada vez estaba más presente en las cosas bellas que me rodeaban y en el amor que me dejó, el cual me sirve de guía y luz en mi vida. Fue mirarme en un espejo nuevo, y lo que reflejaba si ya era de mi agrado. Era una verdadera primavera después de prácticamente dos años de invierno.

Amo mi mural porque es la descripción gráfica de cómo transité este camino tan duro del duelo. Fue otras de las maneras que encontré para monitorear mi avance en el recorrido, así como mi diario del duelo. Con ellos me di cuenta de todo lo que prosperé que no fue poco, para nada, me llena de satisfacción ver todo ese progreso, imaginándome que Dari y mis padres estarían orgullos de mí por todo lo aprendido. Me mostró cómo pude reconciliarme conmigo misma. Ya no atentaba contra mi bienestar, sino me ocupaba de él, asistiéndome, atendiéndome, conteniéndome, reconociéndome como la persona más importante en mi vida y que si fuera necesario, pediría ayuda.

Tampoco voy a negar que en este mes se hace más habitual la visita de la nostalgia, pues al ver a una niña de la edad de Dari, o pensar cómo sería si estuviera con nosotros, hace indefectiblemente sentir una dulce tristeza, creo que así será hasta el último día de nuestras vidas, ella es parte de nosotros, y es imposible no afligirse al recordarla. Más soy consciente, así como pasó el dolor, también va a pasar esta sensación, hay que sentirla y vivirla. No es que el tiempo lo cura todo, es lo que hacemos con ese tiempo lo que nos ayuda a sanar verdaderamente desde dentro para fuera y así se formará finalmente la cicatriz que nos recordará todo lo transcurrido.

Por eso siempre voy a recomendar que para recordar a quien hoy no está, lo mejor es hacerlo por medio del amor y la belleza, creando cosas bellas. No les estoy pidiendo que hagan un mural, más si les gusta pintar, háganlo en memoria de quién partió, o si les gusta la jardinería, hagan un jardín en su honor, o escriban poemas, o historias, no sé, lo que les nazca. Lo importante es hacer algo significativo para uno, pensando en ese ser especial que ya no está y que lo llene de satisfacción y gozo al ver todo lo logrado.

Es indescriptible la sensación que siento cuando termino cada proyecto que me propongo adherir al mural. Pensar que le puedo hacer un regalo a Dari, ya me llena el alma de ternura, y al concertarlo, me transporta a la imagen de dárselo en las manos. Mi pequeña no se quedó sin regalos, así como ella me sigue enviando los suyos.

Toda la tarea desde la idea, la realización y finalización de la pieza, llena mis momentos de felicidad, jamás hubiera pensado que sería posible, más es así. Sé que es difícil pensar ser feliz sin su presencia, pero es posible, de manera diferente, pues ya no se trata de soy feliz porque tengo todo, sino aprendí a ser feliz a pesar de todo. Además, porque la percibo aquí dentro mío, como cuando estaba danzando en mi vientre, solo que ahora la danza lo hace en mi corazón. Su amor es infinito como ella, y me da la fuerza y la confianza en continuar con mi vida, siempre con la firme esperanza del reencuentro en la eternidad.

2 Comments

  1. Saludos. Mi respeto y admiración para ti… Y para Dari, mi agradecimiento; pues su propósito eterno me alcanza. Hoy puedo leerte y reconfortar mi alma con la vivencia de tu Familia. Perdí a mi pequeño Thiago de tan solo 2 años y acabo de pasar el primer ‘aniversario luctuoso’, naturalmente ha sido un proceso muy difícil y al igual que tu, trabajo diariamente para que su amoroso recuerdo me cause más sonrisas que lágrimas. Mis sinceras condolencias y mucho ánimo en este mes especialmente. ¡Hermoso mural! Un abrazo.

    1. Querida Jessica, lamento mucho la perdida de tu pequeño, y te acompaño en tu dolor. Muchas gracias por tus palabras, saber que desde nuestra historia puedo tocar tu alma me conmueve y me impulsa a seguir escribiendo, y me da la certeza así como lo decís, este es el propósito de Dari, brindar apoyo y compañía a los que necesitan, desde nuestra experiencia de vida. Me imagino lo difícil que fue este primer año, más me da tranquilidad saber que estas trabajando para sanar y poder recordar con más amor que dolor y así poder honrar la memoria de Thiago, volviendo a sonreir, teniendo como bandera los recuerdos de lo momentos que pasaron juntos los cuales están llenos de ternura. Nuestros hijos no se fueron, solo cambiaron de domicilio, ahora habitan en nuestros corazones. Te envío un abrazo fuerte, y quiero que sepas que aquí estoy para acompañarte en este camino del duelo.

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